Despierto y miro la hora: las seis y veinticinco.
- Dios, tiene que ser una broma, llevo quince horas durmiendo. Debería comer algo, ¿no?
Oteo la habitación desde mi cama como el que mira hacia abajo al borde de un acantilado, con curiosidad y respeto. El ordenador sigue encendido, hay ropa sucia por todas partes, las zapatillas encima del escritorio, platos de hace una semana que tendría que haber fregado ya, y esa foto que me mira. La pongo boca abajo y miro el movil: Nada. El contestador de casa: Tampoco. Compruebo mi correo: igual resultado.
- Creo que esta vez la he jodido de verdad.
Me tiro otra vez en la cama y miro al techo cual muerto en su lápida. Suspiro. Miro la hora: las seis y veintiseis. Es increible como el tiempo se burla de mi.
- Tiene que ser una broma.
Me incorporo y me estiro hasta coger la foto.
- ¿Que estará haciendo él? -suspiro- Esta vez la he jodido bien.
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