05 diciembre 2008

El cabrón de Quevedo

Sol os llamó mi lengua pecadora,
y desmintióme a boca llena el cielo;
luz os dije que dábades al suelo,
y opúsose un candil, que alumbra y llora.

Tan creído tuvisteis ser aurora
que amanecer quisisteis con desvelo;
en vos llamé rubí lo que mi abuelo
llamara labio y jeta comedora.

Codicia os puse de vender los dientes
diciendo que eran perlas; por ser bellos
llamé los rizos minas de oro ardientes;

pero si fueran oro los cabellos,
calvo su casco fuera, y diligentes
mis dedos os pelaran por vendellos.




¡Que bien me cae este tipejo!

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