Las grandes expectativas y aspiraciones están hechas para gente con pasta. O para personas muy resolutivas. Tristemente yo no soy nada de eso, pero la vida sigue (creo).
Es algo frustrante estar atascada en una situación por que tus medios no te premiten avanzar tanto como te gustaría. Y nah, no tengo intención de parar o rendirme, al menos hasta que llegue el día en que no tenga otra opción que elegir hacer de mi vida algo que me aparte de mis expectativas.
Estoy en un punto en el que estoy obligada a pasar por muchos aros y a solucionar asuntos que no tendría por qué. Y así es como me he dado cuenta de que no estoy hecha para trabajar para nadie, ni para tener socios, ni siquiera para que otros trabajen para mí. Estoy hecha para trabajar sola. Es la única forma de que las cosas sean como deben, la única de no sentirme decepcionada.
Supongo que todo eso que pensaba cuando tenía 16 años, que la vida me deparaba algo grande, que era capaz de cualquier cosa, no era tan cierto ni estaba tan claro como creía.
Al menos mientras estudiar sea tan caro, tenga tan pocos contactos y sea tan asocial como soy. Porque ganas no me faltan.
El piso es lo más chungo, pero pagarlo merece la pena >_<
ResponderEliminarme mola el guardian...
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